Según la web del Congreso, Alianza para el Progreso (APP) tiene apenas 10 parlamentarios, pero actúa como si fuera mayoría: controla oficinas clave y jefaturas con nombres rimbombantes, como el “Centro de Modalidades Formativas”.
Precisamente allí colocaron a Yessenia Lozano Millones, militante del partido y autodenominada “hija política” de César Acuña, con un sueldo de S/ 19 mil.A pesar de su escasa trayectoria, Lozano —quien obtuvo su bachiller y título de abogada en la Universidad Señor de Sipán, ligada en extremo a Alianza para el Progreso con menos de 35 días de diferencia— cuenta con el respaldo de Eduardo Salhuana, presidente del Congreso y también de APP, que la defiende como si los cargos públicos fueran premios entre allegados.La pregunta es clara: ¿cómo un partido tan pequeño concentra tanto poder? La respuesta está en el reparto silencioso de cuotas, favores y cargos, donde la lealtad pesa más que el mérito. APP ha perfeccionado ese mecanismo y lo ejerce sin rubor.No es ilegal, pero sí profundamente indecente. Su influencia no viene de las urnas, sino de la repartija. Y no es el único. Por eso el Congreso está tan desprestigiado. Y lo peor: a sus integrantes parece no importarles.