La elección de una nueva mesa directiva del Congreso será de suma importancia para nuestra vida política, sobre todo porque el siguiente ciclo será decisivo para conocer la suerte de la vicepresidenta Dina Boluarte y la continuidad del presidente Pedro Castillo. Con un Legislativo irresponsable y poco cuerdo se podría llevar al despeñadero al país.

Es cierto que María del Carmen Alva elevó la bandera de guerra contra el Ejecutivo desde el inicio de su gestión: creer en el fraude electoral y dejarse arrastrar por la agenda de Fuerza Popular (FP) y Renovación Popular (RP). No pudo controlar su propia bancada, Acción Popular, contaminada por los “niños” Es más, los audios para tumbarse al régimen concuerdan con su accionar.

Alianza Para el Progreso (APP) se erige como la bancada que asumiría la mesa directiva del Parlamento. Tiene experiencia, aunque no muy gratificante. No olvidemos que, mediante Luis Valdez, el partido de César Acuña fue parte del esquema de Manuel Merino para usurpar el poder en la era de Martín Vizcarra. Fue tal el desastre que ambos terminaron renunciando.

¿FP y su extensión RP tendrán un puesto expectante en el Congreso? Desde su cálculo político, la idea es lograr nuevas elecciones presidenciales. Lo ha adelantado Keiko Fujimori, su lideresa, indicando que su bancada apoyará un cambio en el Ejecutivo. Por lo tanto, dudo que quieran asomarse como el Legislativo que se tumbó al gobierno. Se quemarían.

Es difícil esperar que la nueva junta directiva del Congreso se salga del marco particular de su bancada, como tampoco sería bueno contar con parlamentarios que no le hagan el contrapeso al poder del Ejecutivo. Solo esperamos que los temas de agenda reivindiquen a una institución que en los últimos tiempos ha perdido prestigio.