En el 2050, es decir, dentro de 28 años, el Perú casi cuadruplicaría la cifra de casos de demencia. Un estudio publicado por The Lancet Public Health proyecta en primer lugar en América Latina a Nicaragua con 4.1 ocurrencias más que ahora, en segundo lugar a Guatemala con 3.9 y a Perú con 3.8. Luego siguen Panamá y Colombia, ambos con 3.7, Venezuela con 3.6 y Costa Rica con 3.5. Último es Uruguay con 1.8. Está claro que en Sudamérica, nuestro país es el número uno.

La investigación analizó datos en 195 países y da cuenta que al margen del envejecimiento y del incremento de la población, un estilo de vida poco saludable también genera el incremento de la demencia. Si a esto le agregamos la precariedad de la salud mental de los peruanos por diversos motivos, todo confluye en un coctel altamente peligroso.

En los últimos años el déficit emocional, los desequilibrios y temores han paralizado y han traído abajo el ánimo de la gente. Un país marcado por la inestabilidad política, la crisis económica, la inseguridad ciudadana y el drama del sistema de salud está doblegando nuestra salud mental. Estos hechos dejan en claro que vivimos en una sociedad degradada y con serios problemas. Es evidente que los resultados adversos ya se están viendo, pero más adelante será peor.

El presidente Pedro Castillo debe ser consciente que para atacar este problema es necesario mirar el futuro y no tanto el pasado. Muchos han prometido la implementación de un modelo de atención de salud mental comunitaria, pero hasta ahora no hay indicios de que esto se concrete.