En el competitivo negocio de la organización y producción de conciertos masivos, esos que presentan a los cantantes y bandas favoritas, cada apuesta siempre será un riesgo, y eso lo conocen muy bien quienes se dedican a esta actividad musical. Las recientes cancelaciones de los conciertos de las bandas británicas “The Cult” y “The Damned”, según sus organizadores por “motivos ajenos a la producción”, reafirma la teoría de que garantizar el éxito de un recital es casi imposible. Salvo estrellas mundiales de la música que no van a necesitar ni promoción para que la gente adquiera sus localidades, la gran mayoría resulta una inversión que corre el riesgo de ser echada por la borda, si es que no se desarrolla un auténtico estudio de mercado con las variables que hoy exigen los nuevos tiempos.
Las mencionadas agrupaciones de rock, que sin ser masivas tienen un nicho de seguidores, se iban a presentar en escenarios que fácilmente podrían haberse llenado, pero todo parece indicar que la demanda no fue la esperada y se decidió cancelar los recitales Pero, si en este caso, el público le dio la espalda a estas bandas, la cantautora portorriqueña Kany García, pocas veces difundida en radios tradicionales, pero sí una gran personalidad en las redes, ya logró el sold out en su concierto del próximo 10 de mayo en el Coliseo Dibós. Podemos atrevernos a afirmar que aunque la promoción es importante, esto no es tan relevante para que un concierto llegue a ser tan exitoso.
Casos como el de García, la rockera LP, Natalia Lafourcade, por mencionar solo algunas intérpretes que han llenado sus presentaciones, corrobora que antes de imaginar el éxito de un posible concierto hay que analizar las tendencias del mercado y de la real preferencia del público que está acostumbrado a asistir a eventos, no los que solo opinan en sus cuentas en redes sociales. En tiempos de plataformas y redes estas también han contribuido a crear falsas expectativas de lo que el público pide a nivel de conciertos. Se puede leer a miles de seguidores que celebran y exigen que tal o cual estrella pise suelo peruano, pero a la hora de la verdad,la demanda no es la esperada.
Finalmente, como en todo lo relacionado con el mundo artístico, la última palabra la tendrá siempre el público, la gente que moverá cielo y tierra para estar en el concierto de su artista preferido, solo hay que saberlo identificar. Nada más.