Ayer se ha sabido que un pintoresco precandidato presidencial colombiano fue el que colocó la bandera de su país en la isla Chinería, Loreto, Perú, en una clara provocación a nuestro país y una muestra más de cómo Gustavo Petro y sus ayayeros como este sujeto que parece desesperado por llamar la atención, han inventado un diferendo limítrofe con nuestro país con fines netamente políticos e incluso electoreros, lo cual es una tremenda irresponsabilidad.

Para empezar, habría que ver si las acciones adoptadas en la última semana por el presidente colombiano Gustavo Petro respecto al inventado diferendo limítrofe con el Perú, han sido decididas en pleno uso de sus facultades o bajo efectos de algunas sustancias extrañas, o si son producto de una absoluta irresponsabilidad capaz de romper desde la Casa de Nariño, la hermandad entre dos países con provocaciones absurdas como sus encendidos discursos, el mandar a su policía o introducir un avión militar a territorio peruano.

De igual forma, sería bueno saber qué ha llevado a este sujeto a comprometer el apoyo de sus Fuerzas Armadas para que salgan en defensa del dictador venezolano Nicolás Maduro, su vecino, maestro y guía, en caso Estados Unidos decida iniciar una acción militar contra este delincuente internacional acusado incluso de narcotraficante y de tener vínculos con la megabanda criminal El tren de Aragua. Qué dirán los correctos generales y almirantes colombianos ante este nuevo arrebato de su jefe supremo.

Respecto al precandidato que no vale la pena ni mencionar, no sorprende que sea de izquierda y afín a Petro. Están en la misma línea, están cortados por la misma tijera. Es el mismo sujeto que apenas su líder dijo la semana pasada que Perú había “copado” territorio colombiano, afirmó que estaba dispuesto a ir a la guerra para defender la soberanía de su país. Es sin duda un payaso, un pobre diablo y un oportunista que ha ido con drones y cámaras para llamar la atención y hacer campaña proselitista.

Qué tenemos que ver los peruanos con los problemas internos que afronta Petro, con que esté rodeado de impresentables en su gabinete que ni caso le hacen, con que su hijo esté en graves problemas con la justicia, con que los colombianos duden de su ecuanimidad y que en su país lo rechacen mayoritariamente por ser un aliado del delincuente de Maduro; o que en el vecino país haya aspirantes a candidatos presidenciales decadentes que tienen que provocar a un país vecino para ganar votos. Más responsabilidad, señores.