Desde las bancadas de la izquierda jurásica y antidemocrática se pasaron de frescos y caraduras al haber tratado de pescar a río revuelto durante el proceso de vacancia de Dina Boluarte, y meter de contrabando un absurdo pedido para reponer en Palacio de Gobierno al golpista Pedro Castillo, muy bien preso en el penal Barbadillo desde hace casi tres años por su intento de convertirse en dictador y por las graves acusaciones de corrupción que pesan en su contra, que lo vinculan incluso con el cobro de coimas en dinero en efectivo.

Son los que hablan de democracia y tildan de dictador a quien se les ocurre, pero a la hora de la hora mueven cielo y tierra para sacar a un golpista de la cárcel a fin de devolverlo al cargo que deshonró al salir por la puerta falsa tras un intento de quiebre del orden constitucional. Este pedido también fue hecho en redes sociales por el expremier Aníbal Torres, uno de los “cerebros” de la asonada que si no logró asaltar el poder, fue porque las instituciones del país se pusieron de espaldas al aprendiz de tirano y todo se le desmoronó.

Esta gente, que es la responsable de haber puesto a presidentes como Castillo y Dina Boluarte, porque ambos vinieron de las filas de Perú Libre, el partido del prófugo Vladimir Cerrón, en lugar de que se les caiga la cara de la vergüenza y de pedir perdón a los peruanos desde debajo de la cama por el daño que le han hecho al país, tienen el desparpajo de exigir el ilegal retorno de semejante impresentable que jamás debió pasar de ser un gritón y revoltoso de plazuela.

Es verdad que congresistas de las bancadas de derecha y de centro han sostenido a Boluarte en el poder por poco menos de tres años, y que recién ahora, con evidente cálculo electoral, han decidido echarla del cargo para no aparecer ante los ciudadanos como sus escuderos. Sin embargo, desde la izquierda no pueden hacerse los santos o los justicieros, pues ellos han castigado al Perú desde el 2021, cuando llevaron al poder a un semianalfabeto ligado al Movadef que quiso dar un golpe de Estado, y a una señora que nunca ató ni desató.

Ojalá que en las próximas elecciones, los ciudadanos peruanos recuerden muy bien quiénes son los responsables de que hayamos sufrido como país por esa clase de presidentes para el olvido, y que no contentos con eso, insisten en devolver a Palacio de Gobierno a quien dentro de muy poco tendría que recibir una dura condena por golpista. Es como querer poner de administrador de un negocio, a quien ya fue sorprendido robando y está preso por eso. Esto solo sucede en el Perú.