No hay duda de que el exministro castillista Juan Silva es un hombre con mucha suerte, pues más allá de que fue retirado temporalmente de la lista de los prófugos más buscados por la justicia peruana, el hombre lleva casi tres años fuera del alcance de la ley a pesar de que en diciembre del 2022 surgieron indicios de que era un “alojado” de lujo de la dictadura venezolana que encabeza Nicolás Maduro, algo que incluso la presidenta Dina Boluarte ha comentado públicamente.

Silva ha sido acusado por el Ministerio Público de ser el brazo extendido de Pedro Castillo, el cabecilla de la “Chota Nostra”, en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), esa “mina de oro” que el profesor y sus amigotes estaban dispuestos a saquear, pues sabían que el presupuesto para obras públicas era uno de los más elevados en el aparato estatal. Silva no tenía la menor idea del manejo de ese amplio sector, pero era útil a la banda y por eso nadie lo movía del cargo.

Tengamos en cuenta que Silva era profesor de un colegio de Puente Piedra, además de dueño de una combi que hacía servicio a pasajeros sin contar con la licencia respectiva. Pese a eso fue colocado en el MTC hasta que cayó en desgracia y pasó a la clandestinidad. Se entiende que nadie lo haya buscado mientras Castillo estaba en el poder. Sin embargo, desde diciembre del 2022 está la presidenta Dina Boluarte, a cuyo gobierno no parece interesarle mucho dar con el paradero de este prófugo.

A fines del 2022, días antes del fallido golpe de Estado de Castillo, un programa periodístico dominical alertó que Silva se escondía en Venezuela al amparo de la tiranía de Maduro que no solo lo alojaba, sino que también cubría todos sus gastos personales. Jamás se ha sabido si el gobierno de la señora Boluarte indagó ante Caracas si eso era cierto o no, a pesar de que en ese momento teníamos allá un embajador y relaciones diplomáticas plenas, algo que hoy no existe.

En los dos años y medio que lleva Boluarte en Palacio de Gobierno no se ha visto el menor esfuerzo diplomático ni policial por dar con el paradero de este impresentable que fue despedido del ministerio, una vez que era insostenible su presencia allí ante las graves denuncias de corrupción, con mariachis contratados por trabajadores que habría que ver si siguen en funciones tras haber servido a semejante delincuente. No hay duda que Silva es un hombre con muchísima suerte.