El pasado 1 de septiembre de 2025 se celebró el centenario de la reincorporación de Tarata al Perú, un acontecimiento que marcó profundamente la historia regional. Tras la Guerra del Pacífico, Tarata quedó bajo administración extranjera junto con Tacna y Arica. En 1925, retornó al Perú, anticipando el regreso de Tacna en 1929 mediante el Tratado de Lima. Durante ese tiempo, los tarateños enfrentaron condiciones adversas, documentadas por Jorge Basadre en Los Conflictos de Pasiones y de Intereses en Tacna y Arica, donde se relatan abusos como trabajos forzados y apropiación de bienes.
La construcción de la carretera Tacna–Tarata por Franc Julian & Co fue símbolo de modernización, pero también reflejo de las tensiones vividas. Este centenario no solo rememora el retorno territorial, sino también la resiliencia de quienes reconstruyeron la identidad peruana en Tarata. Destaca don Guillermo Nieto Villanueva, subprefecto en tiempos de transición, cuyo legado se prolongó en su hijo, Guillermo Nieto Molina, nacido en 1930. Igualmente, se honra a don Víctor Paredes Chávez, médico entregado al bienestar de su comunidad, cuyo hijo, Víctor Paredes Salazar, nacido en 1935, continuó esa vocación.
En la actualidad, Tarata representa más que una efeméride: es testimonio de resistencia, memoria y dignidad. Su historia interpela al presente, recordando que el valor de volver no reside sólo en recuperar territorio patrio, sino en restaurar vínculos pluriculturales, reafirmar nuestra identidad nacional y proyectar la esperanza que invoca nuestro lema: “firmes y felices por la Unión”.