Como si no tuviera suficiente con la ola de inseguridad en las calles, las broncas internas y las carpetas fiscales abiertas por casos como los llamados “Rolex”, “Cofre” y otros, la presidenta Dina Boluarte y su gobierno han decidido dispararse a los pies y generar ruido con la eliminación del proyecto Legado, que se encargaba de dar mantenimiento a la infraestructura deportiva levantada para los Panamericanos de 2019, labor que ahora hará el siempre problemático Instituto Peruano del Deporte (IPD).

Parece que en el Poder Ejecutivo no se han dado una vuelta por los estadios de algunas provincias para que vean la manera tan deficiente en que han recibido mantenimiento en los últimos años, a diferencia de las instalaciones que estaban en manos de Legado. En lugar de dejar que lo bueno siga funcionando, lo eliminan. ¿De quién fue esta idea? El premier Gustavo Adrianzén dice que ha sido una propuesta del IPD. Sin embargo, es difícil de creer. Qué dirá al respecto el ministro de Educación, Morgan Quero, a quien se ve muy entusiasmado con la medida.

Dicen que había duplicidad de funciones y exceso de gastos. Bajo ese criterio, este gobierno hubiera tenido que desaparecer hacer rato una empresa quebrada como Petroperú que viene con su refinería como lastre, en lugar de defenderla e insistir en su absurda supervivencia que a todos los peruanos nos cuesta millones de soles todos los años. Incluso un directorio que quiso hacer bien las cosas, tuvo que salir para que en su lugar se ponga a gente ineficiente e ideologizada que es más de lo mismo.

Además, en medio de todo esto surge la oscura sombra de Nicanor Boluarte, el hermano problemático de la mandataria que en algún momento fue señalado por meter la mano en el IPD, que ahora manejará los recursos que estaban en Legado. ¿Coincidencia? ¿Esa es la razón de todo esto? Puede que sí, puede que no. Sin embargo, hay razones para desconfiar de un gobierno que no ha tenido la honestidad como bandera. ¿Lo dudan? Hace poco en Correo hemos publicado el calendario de mentiras de la jefa de Estado.

Un gobierno en problemas y en medio de turbulencias, se ha abierto un nuevo flanco para las crítica de parte de los opositores constructivos y destructivos. Pudo evitarse todo este ruido, pero ahí están la señora Boluarte, sus ministros, sus funcionarios y sus asesores, que razones de peso deben tener como para incluso poner en riesgo la buena organización de los próximos Panamericanos a llevarse a cabo en Lima en el 2027, un año después que hayan dejado el poder, cuando ya nadie los pueda criticar.