La pasión de Rob Marshall por el género musical se remonta a su intensa actividad teatral, al aprendizaje recibido de su mentor Bob Fosse (1927-1987), recordado bailarín, coréografo, director teatral y cineasta (“Cabaret”, “Lenny”, “All that jazz”). Por eso Marshall escogió para su debut como realizador una adaptación de la exitosa obra musical “Chicago” (2002), que logró compaginar con eficiencia a través de sus variados números de danza y canto.

Posteriormente, la carrera cinematográfica de este profesional no ha tenido mayor brillo. El discreto drama “Memorias de una geisha” (2005), una espantosa versión musical de la inmensa “Ocho y medio” (1963) de Fellini titulada “Nine” (2009) y la -por lo menos- entretenida “Piratas del Caribe: Navegando aguas misteriosas” (2011). Ahora retorna con otra cinta musical, “En el bosque” (Into the woods), curiosa combinación de clásicos cuentos de hadas basada en una obra de James Lapine y Stephen Sondheim.

La historia de un panadero (James Corden) y su esposa (Emily Blunt), quienes no han podido tener familia y son amenazados por una malvada bruja (Meryl Streep) para ayudarla a deshacer un viejo hechizo, sirve de punto de partida a una aventura musical que entrelaza personajes y peripecias de populares cuentos como “La Cenicienta”, “Caperucita Roja”, Jack y los frejoles mágicos” y Rapunzel”.

La pareja tendrá solamente tres noches seguidas de luna llena para cumplir con las exigencias de la bruja, bajo la promesa de esta de convertirlos en padres. Mientras tanto, Caperucita cruzará el bosque para visitar a su abuela y se topará con el lobo feroz (Johnny Depp en divertida aparición), el pequeño Jack conseguirá una frejoles mágicos y se meterá en dificultades con un gigante, Cenicienta (Anna Kendrick) será buscada por el príncipe azul (Chris Pine) y Rapunzel deseará escapar de su largo encierro en una torre.

MOMENTOS INSPIRADOS. La película se inicia con un número musical filmado con destreza, en el que intervienen prácticamente todos los miembros del reparto. Marshall consigue aquí, a través de un óptimo montaje, una especial fluidez en la que se impone una estupenda canción de Sondheim. Luego se abren las diversas aristas del relato, donde hallamos algunos momentos inspirados (el encuentro de Caperucita y el lobo feroz), frente a otros menos logrados (Rapunzel y el torpe principe que pretende liberarla).

La narración pierde fuerza en el tramo intermedio, pero luego ocurre un singular giro que le da un nuevo aire a la narración. Tras la muerte del gigante que persigue a Jack, su descomunal viuda baja al llano en busca de venganza. Situación que pondrá en peligro la seguridad -y felicidad- de los habitantes de la comarca. Los protagonistas tendrán entonces que enfrentarla y eliminarla.

Marshall aprovecha este giro para inyectar una dosis de tensión al relato (la amenazante presencia de la mujer gigante) y, al mismo tiempo, ironizar sobre la magia y el encanto de los cuentos de hadas (el príncipe que supuestamente ama a Cenicienta intenta seducir a la esposa del panadero).

Muchos fanáticos de la obra original de Broadway no han quedado del todo satisfechos con el resultado de esta adaptación a la pantalla grande. Sin embargo, hay que reconocer que el espectáculo es entretenido en su mayor parte y las inspiradas composiciones de Sondheim contribuyen a la diversión. Lo que sí resulta un despropósito de la Academia de Hollywood es la nominación de Meryl Streep en la categoría de mejor actriz secundaria. No es para tanto.

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