Este país viene cada vez dando más tumbos que pirinola. De escándalo en escándalo, que no son investigados a fondo y sobre los que al final no hay respuesta. Un gobierno que parece que ha perdido el rumbo. Los políticos están dedicados al ataque entre ellos, pero nadie ofrece respuestas a los problemas. Ahora que se ha conocido que una prestigiosa periodista ha pagado dinero para lograr acceso al fugitivo Martín Belaunde Lossio cuando se encontraba fugado en Bolivia, se rasgan las vestiduras tirios y troyanos, y le caen encima a la mensajera. El que se haya pagado una suma de dinero para lograr el acceso a la fuente no descalifica el contenido de las revelaciones, y mucho menos se puede afirmar que con ello se descalifica lo logrado en la comisión del Congreso sobre dicho personaje. Parece fuera de toda lógica que el nacionalismo utilice esta situación para pretender descalificar lo actuado por esa comisión. Ahora bien, parece sumamente sospechoso que al tratarse de la seguridad nacional, y porque algunos grupos de extorsionadores hayan empezado a usar granadas de guerra para cometer sus ilícitos, de inmediato la Policía encontrara, al día siguiente, el escondite donde había 50 granadas. Qué sospechoso está todo esto. ¿Será una nueva cortina de humo? Se ha identificado el origen de esos artefactos, que al ser de guerra llevan la inscripción del fabricante y la numeración, con lo que fácilmente se podría dar con el centro de distribución. El haber dado la orden de inamovilidad a las Fuerzas Armadas lo único que logró fue el temor de la población y que por Lima corrieran distintos rumores, cada uno más fuerte que el otro. El partido de gobierno y este mismo cada vez están más al garete.