El libro de microrrelatos “Enciclopedia vacía. El gran sueño” (Personaje Secundario, 2024), de Ricardo Sumalavia, ilustrado por el artista Eduardo Tokeshi, es una muestra de la alta calidad del trabajo literario del escritor peruano. Y de su enorme sentido del humor, que estalla como una gran carcajada desde el título. No solo se trata de quitarle la solemnidad al conocimiento y la experiencia vivencial, sino que la expresión “enciclopedia vacía” también es un gracioso juego de palabras que resuena en la mayoría de sus textos, a manera de contraparte de las otras aristas que explora. El recurso humorístico en esta reunión de prosas breves aparece de manera sutil y de forma excéntrica. Hay chistes sin mayores vueltas pero efectivos (“Corrección”), otros que se moldean acorde a la plasticidad del fraseo del libro (“Nuevo mundo”), que le quitan la oscuridad a la vejez (“Sueño fraterno”) o que vacilan al lector (“Cajón y sueño”). En esta publicación, el humor juega en pared con los remates de los microrrelatos, esa técnica recurrente que no suele fallar como vuelta de tuerca, una sorpresa previamente señalada con diversas marcas, lo que Sumalavia maneja bien. Esa propuesta juguetona, que se ilumina con el humor, es el estilo que envuelve estas historias, el camino que el escritor toma para abordar historias desde distintos registros. Resalto su carácter divertido pero no es la única dimensión de este libro. La muerte es otro tema que asoma con su inevitable oscuridad y que se manifiesta desde un plano que podría encasillar como fantástico, aunque lo mejor sería decir que se mueve en las posibilidades del lenguaje y de la imaginación del narrador. En ese camino, tenemos a personajes que hablan con sus muertos, que ya fallecieron y todavía no lo saben, que ven a sus muertos realizar actos cotidianos. Otro universo que también sobresale es el familiar, con un tono un tanto nostálgico, memorioso, que añora los lejanos encuentros en casa. De igual manera, el tiempo se distorsiona, los sueños transforman realidades desde las grietas, el narrador es el otro que observa. El autor reordena el mundo a su antojo y lo consigue de manera notable, sobre todo en “Lima, 2093, cuestión de lenguaje”, una historia sobre el futuro que se cuenta, de formas diferentes, a partir de un giro final. Este libro es un logrado conjunto de microrrelatos que confirma a Ricardo Sumalavia como uno de nuestros más destacados prosistas.

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