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Algunas secundarias de vanguardia en Estados Unidos fueron descritas por Jal Mehta y Sarah Fine (Harvard) en "In search of Deeper Learning, the quest to remake the American High School” (2019).

Visitaron 30 secundarias, observaron 750 horas de clases, entrevistaron a más de 300 profesores, estudiantes, directivos, padres y funcionarios, encontrando solo tres secundarias con aprendizajes profundos, con estudiantes motivados para aprender. Lograron trasladar al horario escolar aquello que usualmente se encuentra en clubes o extracurriculares elegidos por los alumnos, porque se centran en aquello que quieren aprender y de lo cual disfrutan. Aprendían por proyectos, profundizaban conocimientos y capacidades de investigación, y desarrollaban habilidades blandas como colaboración y solución creativa de problemas.

Estos colegios tienen una visión clara de lo que es la buena enseñanza, les dan a los estudiantes más sentido de propósito, opción de elección y experiencia de comunidad. Suponen que los estudiantes son personas con propósito, curiosidad y capaces, que tienen intereses que pueden ser cultivados si son tratados como personas responsables, por lo que les permiten elegir los proyectos y tomar control de su aprendizaje. Para ello usualmente esquivaban las regulaciones oficiales buscando las formalidades que permitían quedar bien con las métricas y requisitos oficiales mínimos sin renunciar a su proyecto escolar.

En suma, esas iniciativas innovadoras florecen al converger promotores y padres que aspiran a una educación de vanguardia, que a la vez inspira a los más tradicionales.