El gobierno de Donald Trump ha movido buques y aviones de guerra del sur del Caribe para hacer frente al narcotráfico que mueve su ilegal mercancía desde esta parte del continente hacia Estados Unidos. Sin embargo, muchos consideran que ese despliegue militar pocas veces visto tiene como finalidad dar el zarpazo final a la tiranía chavista con la captura del dictador Nicolás Maduro, a quien Washington considera ahora como el cabecilla del Cártel de los Soles, que lleva de cocaína las calles de Estados Unidos.
Para la inteligencia estadounidense, Maduro y sus putrefactos generales y almirantes habrían montado una red de tráfico de drogas. Precisamente en nombre de “soles” viene de los distintivos que usan en sus uniformes los militares encabezados por el chavista rabioso Vladimir Padrino. Otro de los implicados sería el actual ministro del Interior, Diosdado Cabello, el número dos de la tiranía que en julio del año pasado se robó el resultado de las elecciones presidenciales que dieron como ganador al opositor Edmundo González.
El martes último, la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, indicó que Washington está dispuesto a usar “todo su poder” para poner freno al flujo de droga que proviene de Venezuela, al tiempo de precisar que para la administración Trump, lo que hay en el país caribeño no es un gobierno, sino un “cartel del narcotráfico”. ¿Será que todo este discurso es para justificar el uso de la fuerza contra Maduro y su camarilla que en las últimas horas han movilizado a sus milicias para hacer frente a cualquier ataque.
Recordemos que en diciembre de 1989, el gobierno de George H. W. Bush puso en marcha la llamada Operación Causa Justa, que implicó la introducción de tropas en Panamá para arrestar al dictador Manuel Antonio Noriega, quien inicialmente huyó a esconderse en la Nunciatura Apostólica, aunque luego se entregó y fue llevado en un avión de carga a Estados Unidos, donde recibió varias condenas por narcotráfico. El llamado “hombre fuerte” del país del istmo murió en 2017 sin haber recuperado su libertad.
Está claro que hoy son otros tiempos y que la dictadura chavista, a diferencia de las débiles Fuerzas de Defensa de Panamá de hace 36 años, cuenta con una capacidad militar mediana como para repeler de alguna manera la llegada de tropas estadounidenses, ocasionar bajas y generar un costo político al gobierno republicano en la interna de su país. ¿Estamos solo ante una bravata pasajera de Trump o realmente está dispuesto a acabar con la dictadura chavista que lleva 25 años?