Durante los últimos meses, a raíz de la pandemia generada por la COVID 19, la vida ya no es la misma, no puede serlo, así lo soñemos. Mientras la muerte ronda, esperando el momento para atacar, nadie vive tranquilo. Se nos exige estar alerta, se nos recuerda por todos lados que cualquier error podría llevarnos a la tragedia. No estamos inventando dramas, están para corroborarlo los casi 12 mil muertos oficiales por el nuevo coronavirus, el dolor de familias que lloran la partida de madres, padres, hijos, hermanos y amigos, que no tuvieron posibilidad de una despedida. Todos los días el clamor de la falta de oxígeno, de medicinas, de un respirador, de una cama en un hospital público, es parte de la noticia diaria. Por eso, cada palabra, cada gesto, cada actitud de personajes públicos, aquellos que tienen voz, los que la gente sigue -quizás más que a las autoridades- es vital en momentos de pandemia. Pero eso no parece entenderlo Magaly Medina. Para ella, todos exageramos, estamos haciendo un escándalo donde no hay, tras su confesión de ser positiva para el coronavirus y decidir salir a conducir su programa desde casa. De nada valen las recomendaciones de la Organizacion Mundial de la Salud, que invoca a todos los contagiados a cumplir estricta cuarentena, a respetar el distanciamiento social y alejarse de la rutina diaria. Para la conductora, “su compromiso es con el público” y debe salir sí, o sí, cuando el verdadero pacto con sus seguidores, sería dar el ejemplo en momentos críticos. Este virus mortal, ha puesto de cabeza a científicos, médicos y biólogos, cada semana se conocen nuevos descubrimientos sobre el contagio y sus consecuencias. Nadie tiene la última palabra para decir, por ejemplo, que quienes ya tuvieron la enfermedad no pueden ser contagiados nuevamente. Tampoco es seguro que sí un día no tienes mayores síntomas, mañana no te empiece a faltar el aire y debas ir a un hospital. Tomar tan a la ligera un contagio que sigue causando muerte, desde la comodidad de tu residencia, mientras otros la pasan realmente mal, no es nada empático. La enfermedad no es un show, es real y no debe ser parte de la cotidianidad de un programa que debe divertir y no tener a su conductora dentro de la estadística.