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De un tiempo a esta parte, las estrellas del fútbol europeo no solo visten de corto. Si hace apenas algunos años los entrenadores más laureados eran abuelos sabios, de perfil bajo y carácter explosivo; hoy el perfil ha cambiado y los líderes del banquillo son jóvenes y excéntricos, poseedores de personalidades grandilocuentes y habilidades varias como el liderazgo, la estrategia y el carisma.

Hoy Diego Simeone, Josep Guardiola y José Mourinho encargan este nuevo perfil del entrenador ‘cool’. Millonarios obsesivos del trabajo que, a su vez, son íconos de la moda y el glamour.

Y aunque estos tres tengan similitudes, la distancia parece ser abismal. Más allá de su carisma arrollador y de su filosofía de “partido a partido”, Diego Simeone tiene ciertos dogmas inalterables en su idea del fútbol que deben practicar sus equipos. La presión asfixiante como piedra angular de su sistema, una defensa fija, y un mediocampo que prioriza las transiciones rápidas antes que el traslado del balón.

Guardiola, en cambio, es un fiel seguidor de las ideas de Johan Cruyff, donde la posesión del balón lo es todo. Cambios posicionales constantes, ataque en bloque y mucho pero mucho toque. Prueba de ello son las declaraciones que hizo hace una semana, en las que confesó que le gusta atacar con la mayor cantidad de gente, a diferencia de otros DTs que prefieren un contragolpe con muchos espacios.

Mourinho, por su parte, radica el funcionamiento de sus equipos en el bloque defensivo y en la recuperación rápida del balón. En ataque, suele ser vertical e intentar a portería con la menor cantidad de toques. De ahí su predilección por arqueros con buen juego de pies y despejes con precisión quirúrgica.

Ideas distintas, pensamientos diferentes. Pero al final, los tres son parte de una nueva generación de técnicos estudiosos, obsesivos y absolutamente convencidos de sus planteamientos. Los tres inmensos entrenadores que todavía tienen mucho por demostrar.