Hace años, Antonio Raimondi acuñó la frase “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, haciendo referencia a que nuestro país es rico en recursos naturales pero que, sin embargo, tiene un alto índice de pobreza. Hoy nuestros recursos siguen siendo abundantes y deben ser aprovechados en beneficio de los peruanos, de manera responsable y cuidando nuestro entorno.

Según PeruPetro, más del 80% del territorio nacional tiene potencial hidrocarburífero sin explorar o sin actividad, una oportunidad clave para reducir nuestra dependencia energética. Sin embargo, seguimos importando más del 75% del diésel y 30% del GLP que consumimos.

Estudios del IPE señalan que fortalecer la exploración y producción local de hidrocarburos reduciría la presión fiscal al sustituir importaciones y disminuir la necesidad de subsidios como el FEPC. Desde el 2000 hemos destinado más de S/ 32 mil millones a subsidios de combustibles, recursos que pudieron usarse en infraestructura energética y social de largo plazo.

La falta de impulso a la exploración también afecta la recuperación de reservas de gas natural. Camisea, nuestro yacimiento más importante, ha generado ahorros de más de S/ 474 mil millones y ha aportado S/ 39 mil millones en canon y FOCAM para el desarrollo regional y local, según Macroconsult.

Camisea no es eterno. Tenemos que reponer las reservas para mantener nuestra independencia energética a futuro. Está en manos de nuestras autoridades incentivar la exploración mediante políticas claras para los inversionistas, un esquema de regalías competitivo y reglas ágiles para la obtención de permisos. Que no nos pase lo que a algunos países vecinos. No hay energía más cara que la que no se tiene.