A pocos días de terminar el año, más allá de la corrupción y la inseguridad ciudadana que han golpeado con dureza a nuestro país, la alta cifra de feminicidios no solo alarman sino también asustan. Con lo ocurrido hace poco en el distrito de El Agustino solo se comprueba que pese a las campañas y las buenas intenciones contra la violencia a las mujeres,año a año se incrementan estos casos. En el 2019 ya son 160 muertes y 344 intentos de feminicidios.

Especialistas, profesionales y autoridades han dicho siempre que un feminicido comienza mucho antes del homicidio a una mujer. “Empieza mucho antes, y con la involuntaria complicidad de todos y todas”, coinciden.

Es evidente que en primera fila en esta lucha deben ubicarse el Gobierno y el sistema de justicia. Los planes y sus soportes deben venir del Estado ya que es un problema estructural. Por eso resulta inconcebible que personal de la Comisaría de San Cayetano, a pocas cuadras del lugar donde asesinaron a Jessica Tejeda, no hayan intervenido antes que le asesten 80 puñaladas a la señora. Esta actitud de los policías no guarda coherencia con el pedido de que al menor signo de violencia las víctimas o allegados deben hacer la denuncia y los efectivos deben actuar con celeridad.

Además sorprende, por decir lo menos, la respuesta de la ministra de Justicia, Ana Revilla, cuando le preguntaron sobre este nuevo caso de feminicidio. “Es estos momentos no, estamos en plena Navidad”, dijo. Una pésima señal cuando todos debemos unir voces contra los asesinatos a mujeres.

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