“La ciencia avanza funeral a funeral”, dice la famosa frase de Max Planck que hace referencia al método científico y cómo la ciencia se construye error tras error. No se trata entonces, de la posesión de la verdad sino del camino hacia ella, el método para llegar a la verdad. A diferencia de las ciencias exactas, en las ciencias sociales las modelos y teorías son puestas a prueba de manera constante hasta llegar a la mejor hipótesis y modelo. Es así que, las hipótesis son certeras y vigentes hasta que aparece una mejor que logre explicar los fenómenos sociales y económicos. En materia de políticas públicas de infraestructura en el Perú, ninguno o pocos de los “funerales” a los que hemos asistido, nos han servido para construir un modelo que recoja los aprendizajes de nuestros fracasos. Por el contrario, el factor político se ha impuesto dejando de lado el método, la evidencia y el conocimiento adquirido especialmente del campo al momento de ejecutar los proyectos. Es así que hubo una vez en la que la obra pública fue criticada por su ineficiencia y propensión para la corrupción. Lo mismo sucedió con las asociaciones publico privadas (hello, ¿Lava Jato?). Este patrón lo vemos nuevamente con la estigmatización que se hace a los proyectos de gobierno a gobierno. Y no aprendemos porque las decisiones siguen siendo políticas.

Con este actuar, no existirá modelo certero y eficaz que esté basado en evidencia y que no corrija constructivamente a partir de los errores pasados, necesitamos despojarnos de los intereses particulares al momento de construir políticas públicas; si no el próximo funeral al que asistiremos será al de nuestra democracia pues sin infraestructura no seremos capaces de proveer los servicios básicos que el Perú necesita.