La intención de fusionar los ministerios de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y Desarrollo e Inclusión Social viene de muchos meses atrás y ha sido puesta nuevamente a debate. Hay quienes opinan que esta fusión buscaría mejorar la eficiencia del aparato público, evitando duplicidades y superposición de funciones y reducción de costos, sobre todo de planilla y obligaciones sociales. Hay quienes creen que se trata de un retroceso en derechos humanos e igualdad de “género”. Otros, opinan que solo sirve una fusión si se “corta y extirpa” previamente lo innecesario o perjudicial de cada ministerio. Hay quien cree que la agenda de “cambio” busca únicamente bajarle el tono al escándalo de Qali Warma y, finalmente, hay quien señala que la eficiencia es algo más que “juntar por juntar”. Mientras el actual MIDIS tiene como objetivo principal la mejora de la calidad de vida de la población vulnerable y en pobreza, el ministerio de la Mujer busca, en síntesis, la protección y promoción de las mujeres, las personas adultas mayores, con discapacidad y menores de edad, además del fortalecimiento de la familia.
Mientras el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables dispuso en el 2024 de un presupuesto público de S/.998,655, y de una partida para personal y obligaciones sociales de S/. 512,075 (más de la mitad del presupuesto total), el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social dispuso de S/. 6,416,320 millones y de una partida de S/. 457,526 para personal y obligaciones sociales. La pregunta es: ¿no resultaría mejor lograr la eficiencia del aparato público en temas que atañen a poblaciones vulnerables en general, evitando duplicidades, superposición de funciones y reducción de costos, sobre todo racionalizando las funciones y la carga de personal de ambos, generando mayores recursos liquidos para los fines sociales previstos? Cuando un enemigo te dé una oportunidad, sé rápido como una liebre y actúa, así no será demasiado tarde para que éste pueda oponerse, decía Sun Tzu en el “Arte de la guerra”. Por ello, es importante aprovechar esta oportunidad y optimizar dos espacios de gestión pública que bien podrían racionalizar recursos, eliminar ideologías inútiles y cumplir a cabalidad un enfoque racional y honesto de desarrollo social.