Falta más de un año para tener un nuevo presidente tiempo en que la delincuencia y la extorsión pueden crecer y reproducirse y afectar la campaña electoral. Hay cuatro mociones de censura contra el presidente del Consejo de Ministros Gustavo Adrianzen. Se le imputan el descontrol de la criminalidad que nos viene dejando en lo que va del año más de 500 muertos. Un alto costo que no disminuye. Por el contrario va hacia más en cantidad y en territorio dominado por el crimen. No sabemos si el congreso alcanzará los votos para hacer caer al gabinete, pero sí que la crisis ministerial podría ser una oportunidad para que la presidenta refresque su gobierno deslegitimado. Sería posible designar un gabinete de unidad nacional, convocar a los mejores y a los más capaces, incluso a exministros que en su momento demostraron eficiencia y solvencia. Sería un gabinete para una transición que de mayores espacios y tranquilidad para la reflexión electoral. Estamos en una crisis tan grave en la que las noticias del drama no duran mucho, la rotación de las muertes es acelerada, a la masacre del suero le sucedió la de Pataz a la espera de la que vendrá. De terror en terror sin soluciones. No podemos seguir así. Si el Congreso considera que Dina Boluarte debe terminar su mandato ello no puede significar una condena al riesgo para los peruanos. El derecho a la vida está en juego y no hay confianza en un gobierno desbordado y sin reflejos. La indefensión y el miedo afectan la idea misma de democracia y constitucionalidad. La crisis debe ser enfrentada con sentido patriótico y social si queremos preservar el orden político que todavía nos asiste. El Congreso tiene la responsabilidad de definir esta grave situación.

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