Menos de 72 horas les demoró al presidente Martín Vizcarra y a su flamante premier, Vicente Zeballos, completar un gabinete al que le compete la responsabilidad de transmitir calma y tranquilidad en los diferentes sectores, mientras se define si la disolución del Congreso de la República se produjo en el marco de la Constitución o se violentó la misma. Este dilema lo debería dirimir el Tribunal Constitucional, como sugirió la Organización de Estados Americanos.
Reacciones de analistas consideran que el gabinete Zeballos es precario al no tener asegurada la legalidad de su existencia y al carecer de fuerza política. Aparte de eso, sus integrantes deberían estar muy centrados en hacer gestión, que es lo que le falta al Poder Ejecutivo.
Más allá del aspecto constitucional, la coyuntura es difícil y todos los ministros tienen que demostrar los motivos por los cuales fueron designados para estar ahí, y no ser partícipes de más fracasos.