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Todos hemos aplaudido la performance de la selección en la Copa América Centenario que finiquitó ayer, y la alegría sabe más dulce porque el once habitual que alineó Ricardo Gareca y las piezas de recambio que llevó a Estados Unidos representan una sangre nueva que empieza a irrigar las ilusiones tantas veces maltratadas de la fanaticada pelotera de nuestro país.

Pregunto: ¿no está pasando lo mismo en la política peruana? ¿O estoy exagerando la nota? Lo digo porque Alejandro Toledo y Alan García, que para estos efectos tienen los mismos anticuerpos que Claudio Pizarro y el “Loco” Vargas, respectivamente, ya fueron jubilados por el electorado y han entrado a la cancha electoral calichines prometedores como Julio Guzmán y Verónika Mendoza, el “Orejas” y la Benavente, para seguir con la analogía.

El último partido, es decir, las elecciones generales 2016, lo ha ganado en forma ajustada un jugador experimentado como Pedro Pablo Kuczynski, pero todo indica que en los comicios de 2021, año del bicentenario, tendremos en contienda al moradito y a la Vero tratando de desplazar definitivamente a Keiko Fujimori y al propio César Acuña, lo que refuerza esta tendencia de renovación de cuadros y postulantes.

Si la aspiración máxima de nuestro balompié es volver a pisar un campeonato mundial luego de treinta y pico años de frustración, a nivel político necesitamos un 10 que le haga goles olímpicos a la inseguridad ciudadana, un 9 que le rompa la cintura a la corrupción y un defensa central que salvaguarde nuestra economía y saque al Perú jugando a pase largo. Ojalá que en el camino encontremos a alguno de ellos.