En los últimos dos años se han producido movilizaciones sociales en países como Bangladesh, Nepal, Filipinas, Serbia y, últimamente, en nuestro país, todos impulsados por la Gen Z. ¿Será casual o estamos presenciando una nueva forma de desestabilizar gobiernos para que sean reemplazados por otros afines a intereses globalistas? Recordemos que la desestabilización es una especialidad de George Soros, impulsor del progresismo.
¿Y qué es la Gen Z? Son jóvenes nacidos entre 1997 y el 2012, y sus edades oscilan entre los 13 y 28 años. Otro grupo son los millennials, cuya edad va de 29 hasta 44 años. Sin embargo, en la marcha del 15 de octubre se apreció un desfile de generaciones azuzadas por activistas políticos muy conocidos por apoyar ideologías progre-caviar y de la izquierda radical.
Pero regresando al tema, la Gen Z es un bloque generacional altamente influenciable que se alimenta de la información superficial en redes sociales y que proyecta sus valores en la búsqueda del One Piece de las mangas japonesas. Sus reivindicaciones apuntan a la ruptura total con el orden establecido. Aunque parezca que las protestas son espontáneas, son convocadas, coordinadas y planificadas con la finalidad de enfrentarse violentamente con las fuerzas del orden y buscan mártires que provocan la caída de gobiernos.
Por tanto, entender que estas movilizaciones siguen un guion preestablecido es el primer paso para contrarrestarlas. La inteligencia policial debe ser la mayor y mejor arma para desbaratar esta arremetida de la cofradía progre-caviar, aplicando sentido común y un poco de geopolítica.




