La renuncia de Gloria Montenegro se veía venir en el partido de César Acuña. Se puede decir que hasta estaba cantada. En Trujillo, la cuna del partido Alianza Para el Progreso, ha caído sin embargo como un duro golpe, pues la actual ministra de la Mujer lidera un ala importante en la organización, un ala que colisiona con la que representa, entre otros, Luis Valdez, hombre de confianza de Acuña, su "hijo" político, como alguna vez ambos lo dijeron.

Días antes, el alcalde de Trujillo, Daniel Marcelo, lo había advertido: la salida de Gloria Montenegro sería una pérdida dura para APP, pues se trataba de uno de sus cuadros más destacados. Incluso Marcelo pedía que analice el tema con calma. Pero su recomendación y casi súplica no fue escuchada.

Montenegro, al llegar al Congreso, siempre tuvo una posición política clara que muchas veces distaba de la posición de la bancada. Esa postura se afianzó más cuando fue nombrada ministra de la Mujer por el presidente Martín Vizcarra. Y por eso fue una de las más mortificadas con la actuación de apepistas como Richard Acuña (hijo del líder) o Marisol Espinoza.

Para los trujillanos que siguen la política, sin embargo, la posición de Montenegro desde el Congreso y desde el Consejo de Ministros no era una cosa exótica. Desde sus inicios como regidora, como teniente alcaldesa y finalmente alcaldesa en Trujillo, Montenegro siempre se caracterizó por ser una férrea crítica del APRA y del fujimorismo. Alguna vez, harto de sus duras críticas, el expresidente regional aprista José Murgia la llamó "la cancerbera de Acuña".

Pero Acuña y los suyos no la han acompañado en este último tramo. Sus intereses, aunque ahora disimulados, fueron expuestos en la etapa final del Congreso finalmente disuelto. Ahí se rompió definitivamente la relación entre ella y el partido.