Josué Gutiérrez ha estrenado su cargo de defensor del Pueblo apelando a gastado y hasta ridículo recurso de presentarse ante los peruanos como un “discriminado” para tratar de ocultar su dudoso pasado y sus nulas cualidades para el puesto que le han regalado 88 congresistas, una pésima estrategia que ya usó el expresidente Pedro Castillo al mostrarse como un “humilde rondero, profesor y campesino”, cuando en realidad era el cabecilla de un gobierno inepto y corrupto que al verse acorralado por el Ministerio Público, no dudó en dar un golpe de Estado.

El defensor del Pueblo podrá decir lo que quiera, pero no tendrá cómo ocultar su triste rol de ayayero de los investigados por corrupción Ollanta Humala y Nadine Heredia. Allí está la gigantografía al lado la ex primera dama. Tampoco dirá que es falso que apenas fue electo congresista en 2016, apareció en Moscú al lado de Alexis Humala sosteniendo reuniones con autoridades rusas a pesar de no tener aún ningún cargo en el Estado. ¿A qué fue? ¿Fue un viaje de “negocios”? ¿Ese periplo fue un invento de la prensa a la que ahora sale a atacar por sus críticas?

Gutiérrez ha sido abogado de un corrupto como Vladimir Cerrón. ¿También es mentira? Incluso el sábado último el nuevo defensor ha dicho que guarda un gran respeto por el dueño de Perú Libre. ¿Será quizá por su condena por meter mano en las arcas públicas?, ¿por fundar un partido que en su ideario se trae abajo la democracia y las libertades más elementales?, ¿quizá por haber llevado al poder al peor presidente de la historia del Perú como ha sido Castillo, un aliado de los senderistas reciclados del Movadef?

Apenas asumió el cargo el viernes último, Gutiérrez se quejó también que se haya cuestionado su débil hoja de vida, como si eso fuera mentira. Aparte de su título de abogado –al cual sacó lustre defendiendo a Cerrón–, de su lamentable función como legislador incondicional del humalismo y de su labor como asesor de la Comisión de Justicia del actual Congreso, el nuevo defensor del Pueblo no puede exhibir más. No hay posgrados, no hay investigaciones, libros, artículos ni más empleos importantes. ¿Afirmar algo real y concreto es discriminar?

Los peruanos estamos avisados, Gutiérrez va a ser uno más al que cada vez que se le cuestione, se pondrá en modo víctima y dirá que lo hacen por discriminarlo. Es lo que hacía Castillo y varios de los incompetentes y corruptos que hemos visto en los últimos años en el poder. Recordemos a Hernán Condori, el médico milagrero de las “aguas arracimadas” que fue nombrado ministro de Salud. El propio mandatario fue capaz de defenderlo diciéndole a los peruanos que las críticas contra este personaje eran porque no era de Lima, sino de “la chacra”. Una vergüenza.