A pocas horas de la Navidad, tiempo en el que debe reinar la paz, el amor, la reflexión y el respeto, en nuestro país sucede lo contrario. Hay disputas, enfrentamientos, ataques y violencia.

Lamentablemente, nuestra sociedad vive episodios de furia por los últimos acontecimientos políticos, propiciados por el intento de golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo, que han exacerbado los ánimos de los peruanos. Por supuesto, los violentistas y agresores han aprovechado la ocasión para intentar imponer la satisfacción de sus exigencias, a menudo extremistas y antisistema.

Cuando un evento contencioso entre dos personas o dos grupos se convierte en un choque violento ya se violan los derechos de cada uno. Se degenera cualquier situación.

Por estos días, algunos manifestantes están anunciando más protestas en el interior del país. Felizmente no es la mayoría de los peruanos. Pese a que el Congreso aprobó el adelanto de elecciones generales (principal demanda de los ciudadanos que salieron a las calles), las manifestaciones contra el Gobierno parecen no aplacarse.

Gran tarea la que se le presenta a la presidenta Dina Boluarte y sus ministros. Frente a actores políticos y sociales hostiles, han elegido el diálogo y tender puentes. Esperemos que se calmen las aguas y se disminuyan los conflictos. En las fiestas navideñas también ocurren milagros.

TAGS RELACIONADOS