La “élite empresarial” que opera en el Perú aún no llega a cuajar una “derecha orgánica” que tenga una visión de “su” país a futuro y asuma la responsabilidad de ponerla en práctica. Los resultados se miden por trimestres, pues “yo no sé mañana”.

Se tienen gremios centenarios, pero a la hora de la verdad, cada grupo empresarial actúa por su cuenta y riesgo. Buscan “sus” contactos con quien detente el poder para solucionar “su” problema.

Creo entender que esta falta de integración y solidaridad como grupo deviene de una bronca no resuelta entre una visión rentista vs. una visión de generación de valor.

Me explico, los criollos que asumen las riendas del poder en el Perú independiente siguen los usos y costumbres de la colonia (sociedad estamental), la fuente del poder político y económico era la tierra, a la cual se le extrae una renta siguiendo un ciclo. El Perú era un “archipiélago” (factor geográfico) donde el poder central limeño negociaba con élites provincianas. La era del guano salvó las finanzas públicas, pero como sociedad nos comportamos como Reimond Manco. La Guerra del Pacífico desnudó lo que realmente éramos, por eso duele.

Las sucesivas olas migratorias (externa e interna) y las transnacionales plantearon un desafío a esa sociedad, pues trajeron ideas y valores del capitalismo que maneja otros tiempos, procesos y actores. Los de “apellido compuesto” no aceptaban a estos “new rich” (Luis Banchero Rossi), menos a los emprendedores de “color humilde”.

Esta bronca no tuvo un clímax natural, pues los militares “progresistas” intervienen tratando de dar a la sociedad peruana un salto a la “modernidad” eliminando a la “oligarquía”. Resumen: destruyeron todo.

Hoy los empresarios son de todas las sangres. ¿Qué los divide? ¿Asumirán el reto Perú?