El ingreso en Perú (Iñapari) de alrededor 350 haitianos -gran parte de ellos ya fueron retornados al lado de la frontera brasileña en Assis-, en la idea de seguir su ruta hacia Ecuador y de allí partir de retorno para su patria, pone en el foco de atención de la opinión pública, la situación actual de Haití, considerado el más pobre del continente, y que desde 2010, en que fue sacudido por un feroz terremoto (7.3°) que se cobró cerca de 300 mil muertos, a pesar de la ayuda humanitaria internacional, hasta ahora sigue manteniendo la triste condición de Estado fallido, es decir, un país sin capacidad para poder determinarse por sí mismo con reglas básicas de convivencia intraestatal, que adviertan gobernabilidad y estabilidad, como para orientar su destino nacional. Haití, un país de 11,3 millones de habitantes, enclavado en el mágico Caribe en la denominada zona central de las Antillas, y cuyo territorio comparte la unidad geográfica con República Dominicana, pues ambos Estados constituyen un solo espacio insular, históricamente conocido como La Española, el primer territorio castellano, fundado por Cristóbal Colón durante su primer viaje a América. Es verdad que desde los tiempos de los Duvalier -Francois (Padre) y Jean-Claude (Hijo)-, que gobernaron sucesivamente Haití desde 1961 -cerca de 31 años-, el país no ha encontrado las circunstancias idóneas como para iniciar la ruta que lo saque del abismo estructural nacional en que se encuentra. La agudización de la gravedad de la crisis por el referido movimiento telúrico, los huracanes que siguieron, la violencia urbano-rural, etc., llevó a que se produjera una de las mayores migraciones haitianas en su historia más que bicentenaria pues lograron su independencia en 1804, 17 años que Perú. El actual gobierno de Jovenel Moise es acusado de no querer dejar el poder -el presidente aduce que falta un año para el final de su mandato-, volviéndose a los ojos de la castigada población, un régimen inocultablemente represivo. Mientras no haya razones de peso para creer que los haitianos quieren volver a su país, hay que conservar hermética la frontera, respetando la naturaleza humanitaria de los migrantes.