Siempre resultó sospechoso uno de los viajes de Marita Barreto a Punta Cana (República Dominicana) para interrogar a Sada Goray entre el 1 y 5 de noviembre de 2022 (hubo otro del 1 al 5 de febrero de 2023).
Un investigado, o colaborador si lo fuera, ¿qué privilegios podría tener para que la fiscal coordinadora y una comitiva viajasen hasta esa zona paradisíaca del mundo para recoger su versión? Lo primero que se señaló fue que Telmo Zavala, que trabajó con Barreto y era abogado de Goray, mantenía una “estrecha relación” con la entonces coordinadora del Eficcop.
Olía muy mal ya todo esto y más con lo que acaba de revelar el programa Milagros Leiva Entrevista. Según los registros migratorios mostrados, entre los viajeros, además de la fiscal Kelinda Janampa (que tenía a su cargo el interrogatorio) y Barreto, figuran los oficiales de la policía, integrantes de la Diviac, Carlos Martínez García, Gian Marco Dueñas Chávez y Karla Arenas Mercado. Todos ellos participaron de las diligencias y no figuran en las actas fiscales. ¿Por qué los omitieron?
Los viajes, obviamente, fueron autorizados por Harvey Colchado, el entonces jefe de la Diviac. Algunos datos de los gastos generados son escandalosos.
Colchado, todos lo sabemos, es el ídolo del caviarismo local, el cual calla en siete idiomas en casos como estos o chilla, se desgañita y brama cada vez que al supermán de opereta se le toca con el pétalo de una rosa. Nadie sabe que se haya realizado una auditoría de ese viaje, sobre quiénes participaron y cuánto se gastó. Habría más de un delito de por medio -al menos peculado de uso- y un ídolo que se derrite en el barro de su falso prestigio.