Estoy seguro que la interrogante planteada en el título de este artículo nos la hacemos muchos, pues encaja perfectamente en las actividades de nuestras vidas, porque siempre tenemos algún pendiente que debemos de solucionar. Hoy aplicaremos la misma interrogante a nuestra nación.
Entendemos que estamos saturados de los enfrentamientos entre peruanos, de buscar la destrucción de un sistema político sobre otro, de la corrupción, la impunidad, la intromisión de presidentes foráneos en nuestros destinos, del manoseo y descrédito de las instituciones, de la inseguridad y un largo, pero largo etcétera.
Nos caracterizamos por transformar los eventos a una traducción de opciones binarias y totalitarias, derecha o izquierda, a favor o en contra, posiciones recalcitrantes que a lo único que nos llevan es a continuar alimentando el enfrentamiento entre peruanos. Si no estás de acuerdo con una posición determinada, entonces estás en la otra orilla y te conviertes en el enemigo.
¿Es que, es ese el razonamiento que permitirá que nuestro país salga de la situación en la que se encuentra?, ¿hasta cuándo seguiremos en este infructífero enfrentamiento?, ¿es que no hemos aprendido nada? Nuestro Perú va más allá, pero mucho más allá del intestino enfrentamiento. Somos un país que lo tiene todo, con ingentes cantidades de recursos y necesidades, somos un crisol de razas que hacen de nuestra fusión, la riqueza de nuestra cultura.
Tenemos la salida a esta crisis al frente y no la queremos ver. Trabajemos duro, somos un país de emprendedores. Seamos empáticos con él y saldremos de esto más rápido de lo que creemos. Respetémonos entre peruanos, pero sobre todo respetemos a nuestro Perú. Somos un país milenario, ya quisieran muchos poder serlo. Es fácil, hagámoslo, no le saquemos la vuelta al Perú…. ¡Despierta Perú, despierta!