En otra demostración de su desconocimiento de cómo funciona el mundo de la escuela en la realidad, los congresistas en pleno aprobaron el proyecto 291-2021 CR que declara de interés nacional y necesidad pública la introducción en el currículo nacional escolar del curso Historia del Terrorismo en el Perú para que se enseñe de manera obligatoria en la secundaria.

Más allá de que el congreso no es el llamado a decidir qué debe enseñarse en el colegio, ya que eso le corresponde al Minedu, pensemos en lo siguiente.

Imaginemos a uno de los muchísimos profesores “antisistema” o adherentes al legitimado Movadef que tienen simpatía por Sendero Luminoso, que hasta ahora tenían que cuidarse en clases para que sus alumnos no accedan a “materiales subversivos” de modo que no sean acusados de “apología del terrorismo” y que de pronto está a cargo de enseñar ese nuevo curso. Eso les dará carta libre para que en nombre del pensamiento crítico y reflexivo, la investigación de fuentes y documentos primarios, etc. puedan traer esos materiales a clase y disfrutar de enseñar las proclamas de S.L., cortesía del congreso de la república.

Lo peor del asunto es que se sigue creyendo que por una ley o por la existencia de un curso escolar los alumnos van a aprender o se van a identificar con aquello que sus promotores creen. No se puede hacer educación partiendo de la necesidad de complacer a los políticos. Cualquier apología de cualquier bando alejará a los alumnos y alimentará el desconcierto producto de la falta de acumulación de experiencias educativas honestas, autocríticas y democráticas.

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