Más señales de corrupción en Palacio de Gobierno han aparecido a pocas horas que se debata la moción de vacancia presidencial en el Congreso. Por ejemplo, las revelaciones del exjefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), José Fernández Latorre, en las que involucra a exaltos funcionarios del Gobierno en la fuga de familiares del presidente de la República y personas cercanas al dispositivo de poder del Gobierno solo confirman el grado de descomposición y podredumbre de la gestión de Pedro Castillo.

La crisis moral e institucional por la que atraviesa el Ejecutivo es evidente. Por ello, el Congreso tiene hoy la gran responsabilidad de terminar con esta terrible coyuntura, que traen como consecuencia la inestabilidad política y el desgobierno. Ya es momento que los parlamentarios hagan una apuesta al futuro. Eso solo puede hacerse con un cambio para bien.

Es comprensible el hartazgo de los ciudadanos ante las tantas muestras de corrupción e incapacidad del Gobierno. Y por ello muchos se preguntan, no sin angustia, ¿hasta cuándo se alargará este suplicio? Nada resuelve mejor el pesimismo y la preocupación que la esperanza en el devenir.

Hoy se acabarán las palabras y se dará paso a las decisiones. Ante los gravísimos episodios por los que atraviesa el país, los congresistas deben dar una respuesta a la altura de las expectativas de la mayoría de peruanos.