Efectivamente de ilusiones es de lo que los ciudadanos peruanos debemos aprender a vivir por un año más hasta que se elija a un nuevo gobierno y, lo que es más, a un nuevo gobernante. Al escuchar el discurso presidencial del 28, eso fue lo que nos quedó en claro. La ciudadanía no esperaba mucho, es cierto, pero tampoco se esperó la hora al vacío que nos vimos obligados a escuchar. Era, en realidad, un listado de supuestos asuntos realizados que ninguno puede constatar o que, en su defecto, están por ser ejecutados.

La verdad es que demuestra que nuestro mandatario tiene un muy pobre concepto de nosotros. Imagino que estaba seguro de que con la enumeración realizada nos iba a marear, sin ponerse a pensar en serio que casualmente en este discurso el que menos iba a tratar de encontrar una justificación que permitiera entender el porqué el pueblo peruano había elegido este gobierno hace cuatro años. Cómo será el desconcierto causado, que no solo los políticos han salido a expresar sus críticas al respecto, sino que el propio presidente del Consejo de Ministros ha tenido que asistir ayer por la mañana a un programa de radio para tratar de justificar las inconexas expresiones de quien se supone es el líder de nuestra nación. Sobre el “selfie” que se tomaron nueve ministros mientras el Presidente de la República se dirigía por segunda vez a la Nación, creemos que al ver la actitud de dichos miembros del gabinete de no prestarle la debida atención, el resto de los que presenciaban la TV optaron por tampoco hacerlo. Estábamos convencidos de que los discursos de circo de Toledo eran lo máximo, pero ahora nos convencieron de lo contrario. Cambiando de rumbo el tema, tenemos la impresión de que nos siguen tomando el pelo y están seguros, algunos, que no tenemos capacidad de pensamiento y de análisis. ¿Se han puesto a pensar a quién le convienen todos estos últimos atentados con bomba y granadas? Y el que ahora veamos la delincuencia como actos terroristas, llevando a la población a desear tener una mano dura que pueda poner orden y tranquilidad, diera la impresión de que pudiera estar dirigido a favorecer a algún interés particular electorero. Hay que poner atención, que no nos engañen, pues conocemos de algún personaje moderno que quiere mostrar esa imagen.