El presidente colombiano Gustavo Petro ha salido ayer a acusar al Perú de copar parte de su territorio, cuando lo cierto es que desde hace casi un siglo la frontera entre ambos países está debidamente definida, tal como lo ha indicado nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores en clara respuesta a lo dicho en su cuenta de X por el jefe de Estado, que parece estar desinformado o que busca sacar rédito político en momentos en que su administración afronta duras críticas y graves acusaciones.

Lo dicho por el presidente Petro bien podría tratarse de una burda jugada muy parecida a la que hizo tiempo atrás su vecino, socio y maestro Nicolás Maduro, quien en los meses previos a las elecciones que se robó el año pasado, resucitó un diferendo limítrofe ya sepultado por el paso de la historia con Guyana, para cohesionar a la población detrás de su gobierno y que se olvide de andar lanzando críticas a un régimen putrefacto, inepto y que no tiene cuándo irse.

Además, tengamos en cuenta que por sus taras ideológicas, el presidente Petro es un enemigo declarado del Perú. Recordemos que aún considera a Pedro Castillo como jefe de Estado a pesar que lleva dos años y medio preso, y que en un momento comparó a nuestra Policía Nacional con brigadas de matones nazis. Fue tras la caída del golpista y la ola de violencia que generaron grupos de izquierda radical con la finalidad de reponerlo en Palacio de Gobierno.

El “oportuno” reclamo del mandatario del vecino país se centra en la isla Santa Rosa, que es un distrito de la región Loreto de reciente creación, y que es parte integrante de la isla Chinería, que en 1929 fue asignada al Perú por una comisión mixta creada para el reparto de las porciones de tierra en medio del río Amazonas. En todo este tiempo es el Perú el país que ha ejercito la soberanía absoluta en ese territorio, donde incluso hay presencia de nuestro Estado a través de diversas entidades públicas.

Los peruanos debemos dejar el asunto en manos de los profesionales del Ministerio de Relaciones Exteriores. Lamentablemente el hermano país se encuentra hoy en manos de un mandatario poco serio y capaz de afirmar un disparate tras otro. De alguien que apoya al grupo terrorista Hamás y ha sido parte de una banda armada como el M-19, se puede esperar cualquier cosa. Que hable la diplomacia, y no la política de bajo nivel como la que ejerce el exguerrillero Petro.