Uno de los pasajes más lamentables vistos durante la marcha llevada a cabo en el Centro de Lima en contra de la violencia callejera y la inacción de las autoridades, ha sido la andanada de insultos racistas y clasistas que han sufrido agentes de la Policía Nacional que fueron enviados a controlar el orden público y a resguardar la propiedad pública y privada.
Estas palabras ofensivas, muchas de las cuales han sido difundidas en las redes sociales, han venido de quienes salen a las calles a llamar la atención de las malas autoridades, sean ineptas o corruptas. ¿Con qué cara exigen lo correcto si a la primera lanzan insultos cuestionables desde cualquier punto de vista?
Está claro que desde el Estado hay mucho que hacer por la seguridad y por mejorar el trabajo de la Policía Nacional. En este diario lo señalamos casi todos los días, ¿pero puede estar permitido insultar a la gente, sean policías o no? ¿De dónde han salido estos tristes personajes que al ir a las calles se promocionan como buenos ciudadanos?
Desde este espacio expresamos nuestro respaldo y solidaridad a los policías que han sido objeto de estos inaceptables agravios, pues estamos seguros que si se diera la situación, esos mismos agentes pondrían en peligro su propia vida por auxiliar a esos malos ciudadanos que se convirtieron en la nota negativa de la marcha de la semana pasada.