Sería un grave error del gobierno del presidente José Jerí entrar por la fuerza a la residencia del embajador de México en el Perú para extraer a la prófuga de la justicia Betssy Chávez, tal como hizo en 2024 el actual mandatario ecuatoriano, Daniel Noboa, a fin de poner tras las rejas a un sujeto acusado de diversos actos de corrupción que era protegido, al igual que la golpista peruana, por el gobierno azteca que parece que se ha convertido en refugio de ladrones y sinvergüenzas.

Creo que ningún peruano en su sano juicio y que crea en la democracia, estaría en contra de que Chávez afronte su responsabilidad ante la justicia por el golpe de Estado del que fue parte al lado del cabecilla de la asonada, Pedro Castillo; de Aníbal Torres y otros que trataron de imponer una dictadura comunista. Pero nuestro país no puede violar la legalidad de esa manera tan burda como lo hizo Ecuador, algo que critiqué en su momento en este mismo espacio.

Se entiende la indignación del jefe de Estado y de los peruanos por el accionar de esta impresentable que no solo fue parte de la camarilla del golpe del 7 de diciembre de 2022, sino que además se dedicó a hacer un show barato de victimización para salir de la cárcel. ¿Recuerdan el triste espectáculo de su huelga de hambre y sus pedidos para que sus restos mortales sean entregados a su abogado? Al final, cuando la “moribunda” salió en libertad, apareció buena y sana en las audiencias, hasta que se escapó.

En verdad, no se pierde nada ante México si es que entrara la Policía Nacional a la fuerza a la casa del embajador –que en verdad es una vivienda vacía porque no hay relaciones diplomáticas–, para sacar a la evadida Chávez. Tampoco interesaría si el pintoresco colombiano Gustavo Petro se molestara y cerrara su sede diplomática en Lima. Sin embargo, hay que respetar la imagen del Perú en el exterior y evitar las consecuencias. Es necesario mantener las formas por más rechazo que genere el asilo a la golpista.

Que Chávez permanezca escondida por el tiempo que sea necesaria al amparo del gobierno de Claudia Sheinbaum, gran blindadora de una enemiga de la democracia que aspiraba a ser la número dos de la eventual tiranía castillista. Ya llegará el momento para rendir cuentas, quizá cuando en el país azteca soplen otros vientos. Ojalá que cuando eso ocurra, los fiscales y jueces hagan bien su trabajo e impidan que la golpista se siga riendo de todos los peruanos como sucede hasta hoy.