El Banco de la Nación atiende a la poblaciones vulnerables con los bonos: “Pensión 65″, “COVID”, “Yo me quedo en casa”, “Independiente”, “Rural”, “Familiar Universal”, “Yanapay” y varios más, sin embargo la atención en esos momentos deja mucho que desear. En la Región Puno, inmensas colas de usuarios lo certifican. No sabemos si es deficiencia administrativa o desidia en la atención, pero debe corregirse. No se justifica el maltrato al usuario.

Todos estos bonos se entregan en las ventanillas del Banco de la Nación a diferencia de los préstamos como “Reactiva” que pueden llegar a cientos de miles de soles, destinados a beneficiar a las empresas entregados por la banca privada.

Los beneficiarios, considerados población vulnerable, tienen que formar larguísimas colas, muchas de las cuales abarcan hasta 4 o 6 cuadras, colas que se forman desde la noche anterior. Estos bonistas y usuarios del Banco de la Nación duermen a la intemperie y muchas veces bajo lluvias y lloviznas.

Los directivos y funcionarios del Banco de la Nación han descuidado mejorar la situación. Pudieron ampliar las horas de atención, aumentar el número de ventanillas y disponer del dinero suficiente para hacerles en un solo pago todo el bono, pero los usuarios se ven obligados a varios retiros de dinero porque existe un monto límite.

Las políticas sociales que brinda el Estado no pueden convertirse en mecanismos de maltrato ni humillación a los pobladores que las necesitan

Esta atención deficiente y repetitiva solo añade motivos justificados a las protestas en contra de la discriminación y las desigualdades persistentes en el país.

Puno también es el Perú y requiere que se trabaje por un país justo, democrático, sin pobreza ni exclusiones, con igualdad de oportunidades para todos.