Hay una falla clamorosa en la lucha política que debe librar el Estado contra estas manifestaciones que lindan con el terrorismo y que buscan la renuncia del gobierno de Dina Boluarte y la profundización del caos social: Los órganos de Inteligencia. Hace rato, la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), que agrupa a todos los estamentos de esa especialidad de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas, ha debido dotar al Gobierno de la información necesaria para ir combatiendo este desalmado plan que persigue la anarquía. El tema no se circunscribe a los remanentes de Sendero Luminoso que están detrás. No es difícil percibir que hay otros intereses económicos y políticos que se deben descubrir con urgencia para empezar a armar una estrategia más acorde con el nivel de virulencia que se desparrama en el país. 1) ¿Quién los financia? De dónde salió y sale el dinero para el despliegue descomunal de la “Toma de Lima” es un tema que ya debió haber sido absuelto. 2) ¿Es una asonada que rebasa lo nacional? Cuánto interviene el Foro de Sao Paulo y qué participación tiene el agente cubano “El Gallo Zamora” en todo esto porque el esquema de Chile es gigantescamente similar. 3) ¿Qué liderazgos existen y a dónde pertenecen? Nada viene del azar ni por generación espontánea. Hay una costra comunista, filoterrorista y que podría llegar a algunos actores que se camuflan de demócratas en el Congreso. Aún no se les identifica. 4) ¿Fueron todas las muertes responsabilidad de la Policía?  Dina Boluarte dio algunas luces, pero esto debe esclarecerse con contundencia. No es descabellado pensar que muchos de los decesos fueron perpetrados por quienes a más les interesaba que existan muertes.

Hay preguntas adicionales pero bastaría con que las arriba mencionadas sean respondidas para justificar una medida más firme como la militarización del país en el contexto de un estado de sitio. La democracia no tiene por qué ser débil ni boba y debe usar todas las armas que le provee la ley para defenderse. Está claro, además, que a gran parte de la izquierda nacional e internacional les ha dolido en el alma la caída de Pedro Castillo y ahora reacciona con venganza. Es hora de decirle que no pasarán y que el Perú no caerá en la nauseabunda red de los Kirchner, Lula, Petro, Maduro y Arce. Sea firme presidenta Boluarte, la historia la respaldará.