Según Trump USAID es “nido de lunáticos radicales” que, bajo el objetivo altruista de ayudar a poblaciones vulnerables, reducir la pobreza y en general promover el desarrollo internacional, utilizaron recursos millonarios en la promoción del aborto, ideología de género, apoyo a ONGs y otras acciones distintas a sus objetivos, lo que determinó que se corte el financiamiento a dicha agencia.
En nuestro país el Congreso ha planteado la conformación de una comisión investigadora que determine si efectivamente los recursos de USAID, han sido destinados para sus fines, o para fortalecer políticas e ideologías que terminaron frenando nuestro desarrollo.
Una de las situaciones a transparentar es el boicot al desarrollo minero nacional. El reporte de Mineral Commodity Summaries 2025, publicado a fines de enero, informa que el Congo ha desplazado por segundo año consecutivo al Perú como segundo productor mundial de cobre.
El relato que la minería acaba con la agricultura y el agua, determinaron que proyectos como Conga en Cajamarca y Tía María en Arequipa, entre otros, queden paralizados, el potencial minero en nuestro país, es mucho mayor, su explotación dentro de los estándares internacionales de preservación del medio ambiente, determinarían un crecimiento económico mayor al 5% del PBI, lo que sacaría de la pobreza a miles de compatriotas.
En un contexto de posicionamiento hegemónico, por parte de USA, no cabe la pregunta con ¿USA o China?, es con los dos, es necesario investigar el mal uso de recursos de la cooperación norteamericana, sin descuidar nuestras relaciones comerciales con ambas potencias. No podemos sucumbir a la política “del gran garrote” de Roosevelt, que aparentemente ha regresado con Trump.