El jueves por la noche el Congreso volvió a ponerse de espaldas a los peruanos cansados de corrupción, repartijas, pactos contra natura y politiquería barata. En ese día triste para el Perú, no solo se blindó a cuatro legisladores conocidos con “Los Niños” pese a todas las evidencias en su contra, sino que se dejó de lado por amplia mayoría la posibilidad de reconsiderar la votación con la que se eligió al cerronista y humalista Josué Gutiérrez como defensor del Pueblo.

Elvis Vergara, Darwin Espinoza, Jorge Flores y Raúl Dororeo fueron salvados por sus colegas de diversas bancadas, de ser suspendidos y acusados constitucionalmente por los presuntos delitos de tráfico de influencias y organización criminal, tras haber sido señalados de dar sus votos a favor de Pedro Castillo y algunos de sus ministros, a cambio de cuotas de poder en dependencia del Poder Ejecutivo. Son los que dieron apoyo al putrefacto régimen del golpista hoy encerrado en Barbadillo.

Los cuatro acciopopulistas apelaron a la victimización y hasta culparon a la prensa de su situación. Dijeron que se estaba criminalizando su labor parlamentaria. Inicialmente se trató de que la acusación vuelva a la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales para replantear el caso con más indicios, pero no se logró. Era evidente que desde las diferentes bancadas se buscaba salvar a estos personajes que habrían sido captados por la banda criminal encabezada por Castillo.

Pero eso no fue todo. Luego de la salvada a estos cuatro “Niños”, el Congreso no aprobó reconsiderar la votación del Pleno que nos regaló a todos los peruanos a Josué Gutiérrez como nuevo defensor del Pueblo. Con esto, su elección quedó oleada y sacramentada para felicidad de Vladimir Cerrón, su mentor, quien ayer en redes sociales dejó en claro que el ahora alto funcionario del Estado es uno de los suyos, como lo fueron Castillo y algunos ministros impresentables impuesto por su partido.

De verdad, este Congreso no tiene remedio. Cuando hay oscuros intereses de por medio, hasta las bancadas más rivales y antagónicas se unen, como ha sucedido con fujimoristas y cerronistas en el caso del defensor que no tenía el menor mérito para ocupar el cargo. Y cuando se critican estas situaciones escandalosas, junto a otras como las andanzas de los “mochasueldos”, los viajes inservibles y sus comilonas durante los plenos, amenazan con dar luz verde a mamarrachos como la “ley mordaza”. Así estamos.

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