En el mes de junio de cada año se relieva el valioso aporte afroperuano a la identidad nacional. Veamos. Prefiero hablar del Perú Negro -así se reconoce el 3,6% de nuestra población (Censo, 2017)- antes que referir la raíz africana que debo precisar no es incorrecta. El Perú negro me parece más inclusivo y de reconocimiento profundo de la identidad negra por la raza misma. Desde que llegaron como esclavos hasta América, los negros han sido objeto de los mayores signos de la marginación y la discriminación.

Entre 1525 y 1866, fueron alrededor de 14 millones, la inmensa mayoría procedente del delta del río Congo y de lo que hoy es Luanda, en Angola. El virreinato los involucró en la sociedad de las castas que fue la característica fundamental en ese momento, es decir, las determinaciones sociales fueron definidas por el color de la piel o raza, distinto al régimen de castas en la India determinado por los oficios o la dedicación de un tipo de  actividades por el núcleo familiar.

Ahora bien, hay que decirlo, cuando nos hicimos Estado independiente en 1821, el libertador don José de San Martín –para no ser considerado un antisistema– no fue capaz de decretar la libertad de todos los negros que era lo que estaban esperando. San Martín sabía que colisionaba con el sistema económico dominante que contaba con la mano de obra de los negros, que por su libertad, volvería oneroso la cadena de los procesos productivos. Solamente lo fueron aquellos que nacieron desde el mismo instante de la proclamación de nuestra independencia el 28 de julio de 1821.

Los otros, tuvieron que esperar a que los libertada para siempre el estadista Ramón Castilla en 1854. Hablemos claro y directamente. Los que marginan son completos ignorantes, pero también lo son, porque no contamos con una población educada. La gente que se cree superior a otras por el color de la piel fue combatida por Martin Luther King, constituido en los años 60 como la máxima figura de la lucha contra el racismo y la discriminación en EE.UU. y el continente. Lo mataron el 4 de abril de 1968 porque fue un luchador social que jamás permitió la humillación y la injusticia.

Los negros, que estuvieron postrados y sometidos en el proceso histórico de la sociedad internacional donde el dominio fue ejercido por quienes contaban con los medios de producción y las tecnologías, han dado grandes pasos en la igualdad entre todas las personas pero aún faltan más pasos. En el mundo hoy son algo más de 1000 millones y en América viven unos 200. Una cifra que sigue ascendente de una cultura de enorme trascendencia que enriqueciendo a los pueblos donde habitan.