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Imaginamos que anoche el presidente Kuczynski comió pavito y su panetón con chocolate con más gusto que nunca -y levantando las manos al cielo-. Y es que estuvo a punto de caer del burro que lo conducía a su segundo año de gobierno y apareció la estrella luminosa de Kenji dentro del fujimorismo para ponerlo a salvo.Los Salaverry, Galarreta y Becerril, que se creían los reyes magos de la política, hasta ahora no pueden digerir tremenda derrota en su propia comarca y se la han jurado a esos diez fariseos “naranjas” que osaron abandonar la vacancia del “viejito bondadoso”, como bautizó Alberto Borea al Mandatario.La propia Keiko Fujimori, sobre quien recae directamente este nuevo revés partidario, evidenció su furia obviándolos en este tuit: “Orgullosa de nuestros 61 congresistas que se mantuvieron firmes en la lucha contra la corrupción… Fuerza Popular no se vende ni negocia…”. La cena le habrá sabido muy amarga a la candidata. Como vemos por estos días navideños, Pedro Pablo Kuczynski volvió al baile y ríe más cachaciento que de costumbre. Como si Yeni Vilcatoma le hubiese contado un chiste de Condorito (… y Condorito, señores, es chileno, ¡es chileno!). Qué vacilón que son nuestros congresistas. No obstante, todo indica que el indulto humanitario a don Alberto firmado ayer será la gran factura a pagar por librarlo de la guillotina. Y eso no le hace gracia a muchos. Las calles así lo gritan. Un 62% apoyaba en octubre que el expresidente deje la Diroes, pero ese grueso de la población no ve con buenos ojos estos trueques y arreglos interesados por debajo de la mesa. Las cosas claras y el chocolate espeso.Que Jesús traiga buenas nuevas para la política peruana.