Ayer, lunes 7 de junio, fue el Día de la Bandera del Perú. Aunque comprensiblemente concentrados en nuestro destino político, hasta ahora no ha sido declarada la efeméride como día feriado nacional no laborable -los estadounidenses acaban de celebrar el pasado lunes 31 de mayo, el Memorial Day o Día de los Caídos, que sí lo es en todo el territorio nacional-, y eso pasa porque la sociedad peruana en general, no es nacionalista, o no conserva esta virtud cívica en la calidad de arraigada a la patria, salvo Tacna y otras pocas comunidades locales, por supuesto. Se trata del símbolo patrio por el cual debemos dar hasta la vida como lo hicieron Bolognesi, Alfonso Ugarte y muchos otros valientes peruanos en Arica por el honor nacional, pues amaron a su patria más que a ellos mismos y solamente pensaron en el Perú, sin importarles sus familias ni sus proyectos personales, volviéndose héroes por su arrojo, al cruzar el umbral del respetado cumplimiento del deber. Pero expresar fidelidad y amor a la bandera, y reconocerla como el símbolo más excelso, es una tarea que se construye en la casa y fuera de ella por el Estado, con educación. Los hijos que aman a sus padres serán siempre mejores ciudadanos; aquel que es fiel a la bandera jamás será un traidor de su patria, de su jefe o de su amigo; aquel que profesa un juramento a la bandera, entiende lo que significa el cumplimiento de la palabra empeñada. Los que se oponen para que sea feriado nacional no laborable dicen que la economía peruana no puede detenerse. No se dan cuenta de que si sembramos nacionalismo de verdad, cosecharemos la unidad nacional que no tenemos, y que seremos una sociedad con menos fracturas porque las tenemos, y porque rindiendo tributo máximo a la Bandera, seremos más sensibles para mirar al Perú invisible del que tanto habló Jorge Basadre y entonces, solo así seremos la Patria grande que soñó nuestro mayor historiador de la República, y habremos enterrado a la sociedad de la derrota para constituirnos en la gran nación de la victoria. Dediquemos especialmente un día a la Bandera e invirtamos en educación pues mientras no lo hagamos, no habrá ruta para el desarrollo y seguiremos sumergidos en nuestra insondable desgracia de ser un país vulnerable y dividido.

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