El descomunal tamaño de la cédula de sufragio que enfrentaremos el 12 de abril del próximo año durante la primera vuelta de las elecciones generales, no hace más que ratificar el bajo nivel de nuestra política y el fracaso de todas las reformas y los esfuerzos que se han hecho en los últimos años para fortalecer los partidos y convertirlos en verdaderos vehículos de representatividad de la ciudadanía, que con su voto elige a los –en teoría– mejores ciudadanos para que conduzcan sus destinos y sean portadores de su voz.
Señalo que es una muestra del paupérrimo nivel de la política en el Perú porque estoy seguro de que la gran mayoría de los candidatos cree que si un pobre señor como Pedro Castillo, un casi iletrado que apenas sabe repetir la palabra “pueblo” y que no estaba ni para regidor accesitario de su distrito de origen, puso ser jefe de Estado, cualquiera puede llegar a Palacio de Gobierno; así que por qué no formar un partido y postular a la Presidencia de la República, si a lo mejor gana.
Lo mismo para el Congreso, ahora bicameral. Si actualmente hay gente sin oficio ni beneficio que hasta se roba la plata de sus trabajadores, viaja gratis por todo el mundo con pasaporte diplomático, tiene resguardo policial, da chamba a los amigos y hasta se convierte en “representante” de economías ilegales, todo con total impunidad, por qué no ser parte de una lista para tentar un escaño como senador o diputado. Esta gente nada aporta al país y al ciudadano, pero es lo menos importante.
Se trata de una cédula que medirá aproximadamente 42 x 44 centímetros, una sábana sobre la que los ciudadanos tendremos que elegir presidente, vicepresidentes, senadores a escala nacional y escala regional, diputados y parlamentarios andinos, lo cual es una inmensa muestra de que nuestros partidos políticos y los intentos para hacerlos viables, han sido un desastre, al no ser capaces de formar alianzas y porque difícilmente son entes de representación, pues apenas llegan a clubes de amigos que si ganan algo, luego se pelearán.
Un tema aparte es la alta probabilidad de que se incremente el voto blanco y viciado por los errores que puedan cometer los peruanos al momento de votar en una cédula tan poco amigable por su inmenso tamaño. En abril del próximo años seremos 27 millones 350 mil 306 ciudadanos que elegiremos a 208 autoridades entre 10 mil 257 autoridades, y no soy muy optimista, pues de las 39 organizaciones políticas que se presentan, cualquier cosa puede salir en perjuicio del país.