El Congreso chileno acaba de dar el primer gran paso con el objetivo de contar con una nueva Constitución Política. En efecto, tuvo que producirse una convulsión social nacional que ha cumplido dos meses, para que el pueblo chileno consiguiera llevar adelante la anhelada tarea de derogar la Carta Magna de 1980, parida por la dictadura del general Augusto Pinochet Ugarte (1973-1990), que llegara al poder por un golpe de Estado al entonces presidente democrático de las canteras de la izquierda chilena, Salvador Allende, muerto en el asalto al Palacio de La Moneda el 11 de setiembre de 1973. El desarrollo chileno desde entonces ni se discute porque Pinochet encaminó al país por la senda del crecimiento a través de una economía de mercado que fue aplaudida por diversos sectores dentro y fuera de Chile; sin embargo, Pinochet fue imputado de violación sistemática de derechos humanos provocando un resentimiento social de importantes sectores medios y populares de la sociedad chilena. Pinochet nunca se preocupó por sanar las heridas que dejó su gobierno y no lo hizo porque no le preocupó el sentido de la unidad chilena. Pero más grave, a mi juicio fue que tampoco le importó a los 4 gobiernos sucesivos de izquierda que tuvo el país luego de que el dictador entregara el poder en 1990 al producirse el año anterior su derrota en un plebiscito que le dijo NO a su permanencia en el poder. Así fue. Desde 1990 los sucesivos gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet no hicieron nada o muy poco para crear las condiciones básicas para la reconciliación nacional. Las protestas en Chile han confirmado el desprecio por una Constitución que siendo realmente importante la desdeñan casi 30 años porque fue promulgada por una dictadura. Como demócrata los comprendo pero Chile no puede iniciar un proceso político hacia la constitucionalidad del cangrejo. Un retroceso en el modelo económico podría estancar al país y la izquierda centrada y seria sureña lo sabe muy bien. El referéndum de mes de abril de 2020 para cambiarla está cantado y lo importante es que se decidan para hacer una nueva Carta Magna por una Asamblea Constituyente que es lo que corresponde para su legitimación.