Nadine Heredia Alarcón. 25 de mayo de 1976. 39 años. Comunicadora. Orden a flor de muela. Cofundadora del Partido Nacionalista (sí, el de los aportes fantasmas). Mandamás irrefutable de Palacio de Gobierno. La que preguntó: “¿Tan difícil es caminar derecho?” a propósito de un súbdito torcido. Invasiva. La que inquirió: “¿Dónde está mi ministra?” y Patricia Salas le contestó temerosa: “Aquí estoy”…

El semáforo de Pedro Cateriano (por la luz verde, pues). Prima de la jefa de la Sunat, Tania Quispe. Y prima del defenestrado fiscal de la Nación, Carlos Ramos Heredia. La sepulturera política de Marisol Espinoza (a quien recién hoy apelan para que los salve de la derrota anunciada en la lucha por la presidencia del Congreso). Culpable directa del nacimiento de “Patérola”…

La que le hizo la vida imposible al acartonado Óscar Valdés y sacó del premierato al soporífero César Villanueva (¿se acuerdan de la cuadrada que le propinó por hablar del aumento de la RMV?). “Borrachita de poder”, según descripción autorizada de su propio suegro, Isaac Humala. La invitada obligada a todas las juramentaciones de los ministros, como para poner el visto bueno. Jamás se pierde la foto. Patrocinadora, madrina y defensora de Qali Warma, el programa de las intoxicaciones. La que trató de vetar una entrevista que concedió a una revista tras advertir que había metido la pata con sus comentarios…

Negada amiga del hoy preso lobbista Martín Belaunde Lossio. La que convirtió -por obra y gracia de su regalada gana- a su ginecóloga Cristina Velita en embajadora del Perú en Francia. Chochera y patrona del exministro del Interior Daniel Urresti, a la sazón virtual candidato a la Presidencia por sus huestes. La esposa de Mandatario con cajera propia (Rocío Calderón Vinatea). La inclusiva señora que hace shopping en Europa y Estados Unidos, y le va a marcas como Louis Vuitton, Óscar de la Renta y Thomas Pink. 

Ella es nuestra primera dama, qué les parece.