Aún no hemos salido de la dramática pandemia y muchos temen para nuestro país una tercera ola, tanto o más dolorosa que las dos primeras. Y en el mundo comienzan a evaluarse los resultados del COVID 19 en las democracias. Se ha perdido la confianza y junto al cambio de perspectiva de vida en muchos seres humanos cunde el temor y prefieren ceder libertades y derechos a cambio de seguridad. El 70% de la población mundial vive ya regímenes autocráticos o democracias en retroceso. Lo revela un reciente informe de IDEA internacional.

El mundo se vuelve más autoritario y la pandemia ha confirmado esta tendencia, la vigilancia sanitaria nos ha hecho menos dueños de nuestras vidas. Las crisis económica y financiera, debido a los confinamientos, traen desempleo, pobreza y debilidad de las instituciones democráticas. Nuestro país no es ajeno a esta vorágine, las turbulentas elecciones nos dieron un resultado indeseable en polarización, frustraciones y violencias de todo tipo a lo que se agrega el incremento de la pobreza, el desempleo y la delincuencia urbana.

Existe un descontento mayoritario frente al gobierno de Pedro Castillo, con una inestabilidad política que dura demasiado, malas designaciones de altos cargos y escándalos sucesivos que escalan en significación. Se viola la respetabilidad del Palacio de Gobierno mientras en el Congreso tramitan una moción de vacancia presidencial por incapacidad moral. Pero la población en las calles tiene otra preocupación que es la supervivencia de cada día. Con un dólar que ha subido desmesuradamente los discursos no bastan para tranquilizar estómagos y bolsillos vacíos. Con el ascenso en el mundo de regímenes híbridos o autoritarios podríamos estar muy cerca de esos destinos. El informe en cuestión dice que el número de países que avanzan hacia el autoritarismo es tres veces mayor que el que se afirma en la democracia. Temor y advertencia para quienes sepan ver lo que puede venir.