Es evidente que a César Acuña, gobernador por segunda vez de la convulsionada región La Libertad, donde el sicariato, la extorsión y los actos terroristas contra la minería formal han ganado terreno como en ninguna otra zona del país, le interesa un rábano crudo el trabajar por quienes cometieron el inmenso e histórico error de votar por él, pues por estos días el caballero anda disfrutando de sus vacaciones en Emiratos Árabes Unidos, donde se ha dejado fotografiar en un lugar turístico vestido con una túnica blanca.
Mientras la principal autoridad La Libertad está haciendo turismo con algunos miembros de su familia, hasta el 3 de octubre último su administración solo había gastado el 47% del presupuesto con que cuenta para proyectos en favor de la población liberteña, en gran parte porque Acuña si no está en viaje de placer, no hace otra cosa que seleccionar funcionarios uno peor que el otro y que no dan la talla para manejar debidamente los recursos que están esperando en las arcas regionales.
Con este viaje a Emiratos Árabes Unidos, el gobernador Acuña ya lleva cinco salidas del país con motivo de vacaciones desde que asumió su cargo en enero del 2023, todo con la anuencia de sus consejeros regionales que le dan permiso. En total son 42 días ausente de la responsabilidad de conducir una de las regiones más violentas del país, donde los crímenes, las extorsiones, los robos y hasta los atentados con explosivos y balas contra minas formales en la zona de la sierra, se han convertido en parte del triste paisaje.
Si el señor Acuña cuenta con los recursos necesarios gracias a su trabajo y desea viajar por el mundo una y otra vez con quien mejor le parezca, es libre de hacerlo. Sin embargo, si a estas alturas de su vida su prioridad es descansar y hacer turismo, para qué meterse a la función pública donde hace falta trabajar 24 horas los 7 días de la semana, especialmente cuando una región como La Libertad se está yendo al abismo por acción una ola de violencia que también se debe combatir desde el gobierno regional.
No perdamos de vista al viajero Acuña, pues sigue soñando con presentarse en las elecciones del 2026 con la intención de convertirse en el próximo presidente del Perú. Sí, no puede hacer un buen trabajo en La Libertad y ya quiere entrar a Palacio de Gobierno como jefe de Estado. Los peruanos estamos notificados de cuáles son las prioridades de este caballero para el que la función pública y la vocación de servicio al peruano y sus necesidades parecen ser su última preocupación. Notificados estamos.