En el discurso de investidura del premier no ha habido anuncios significativos en el tema educativo; sólo los que se vienen adelantando en los últimos meses relacionados, en líneas generales, con el presupuesto disponible para este año.

Me parece bien que se haya enfatizado sobre el retorno seguro de los alumnos a la presencialidad. Pero modificar la fecha de inicio de clases hasta el 28 de marzo (a pesar que un sector de colegios comenzó sus clases ayer) aumenta la desigualdad respecto al número de horas de estudio de los alumnos de menores recursos con los de los colegios particulares que han comenzado el 1 de marzo.

Es acertado insistir en el “soporte socioemocional a los estudiantes y sus familias después de los años tan duros que han vivido”. Lamentablemente no se restituye -desactivada el 2015- la imprescindible Dirección de Tutoría y Orientación Educativa.

Se prometen pequeñas mejoras en la educación intercultural bilingüe, la educación digital y las becas. Las medidas en infraestructura son reiterativas desde hace varios años. En este tema se requiere una declaratoria de emergencia por cinco años con medidas extraordinarias y reorganizar el largamente ineficiente PRONIED.

Me parece inadecuado presentar el reconocimiento económico para los maestros diciendo “este 2022 se INCREMENTARÁ el piso salarial de los profesores nombrados y contratados, cuya remuneración mensual será de 2,600 SOLES”. Si el haber actual es 2400 soles parecería que el aumento básico mensual durante todo el año será de 200 soles. Pero no es así: en marzo se otorgará un aumento de 100 soles y recién en noviembre otro de 100 soles. Ello implica que el incremento real será de 100 soles mensuales para los docentes nombrados y contratados durante el 2022. A propósito, no hay ningún anuncio sobre las evaluaciones y capacitaciones docentes, la carrera pública y en general sobre la reforma magisterial “meritocrática”.